A veces llegan a nuestras manos libros que nunca habríamos buscado, por desconocimiento o exceso de oferta. A veces somos tan afortunados que alguno de esos libros es una pequeña joya, un perfecto mecanismo de relojería que nos invita a leer y a jugar una y otra vez. A veces solo llegamos a darnos cuenta de esto cuando un pequeño lector nos enseña lo que a ojos adultos ha pasado por alto… Y así llegamos a nuestro título de hoy, A veces me aburro, un álbum ilustrado de Juan Arjona y Enrique Quevedo, publicado por la editorial Tres Tigres Tristes.
¿Quién no se ha aburrido alguna vez? El protagonista de nuestro libro se aburre, a veces, claro, y para remediarlo pone caras y nos cuenta todo lo que uno puede hacer cuando pone cada una de esas caras. De pato, de vaca, de informático, de ambulancia, de martipof, o hasta de persona normal, las posibilidades en este libro son múltiples.

Pero la belleza es que, en la realidad, las posibilidades son infinitas.
G. nos lo demostró cuando volvió a pedir el libro la segunda noche, y la tercera, y la siguiente. ‘¡Mamá, hoy el de los señores que se informan!’, mientras repetíamos las frases mágicas una y otra vez – ‘Si pongo cara de pato, parezco un pato, todos me lo dicen: ¡Parece un pato! ¡Cara de pato! ¡Cara de pato!’ – y observábamos las ilustraciones, que se prestan a largos ratos de mirar, remirar, buscar las semejanzas y las diferencias, encontrar al personaje perdido, y, en mi caso, exprimirme el cerebro pensando por qué me resultaban tan extrañamente cercanas (con el tiempo me he dado cuenta de que me recuerdan la línea de algunos álbumes de mi infancia).
Y nos lo volvió a demostrar cuando un tiempo más tarde, habiendo pasado ya por otros libros, de repente pronunció un ‘y si pongo cara de témpera, parezco una témpera, todos me lo dicen’. En casa ‘si pongo cara de…’ se ha convertido en un juego habitual y no podéis imaginaros la de cosas interesantes de las que se puede poner cara, haced la prueba y veréis.
Si pongo cara de nada, parezco una nada… pero mamá, ¡la nada no tiene cara de nada!
G. (3)
A veces, en fin, encontramos propuestas como esta, cuidadas, originales, pensadas al milímetro y que funcionan, y nos encanta presentároslas por aquí. Pero cómo, ¿que no sabéis lo que es una martipof? Me temo que tendréis que leer el libro para ponerle remedio…