Los hilos de este telar infinito nos llevan esta vez hacia el arte. Y hemos tenido la inmensa suerte de visitar el taller de Rosell Meseguer para conocer mejor sus obras a través de su mirada inmensa. En esta entrevista, queremos acercaros su universo, su forma de ver el arte y su generosidad.
Rosell ve la belleza en lo cotidiano, en lo más inesperado, hasta en lo que no podemos ver. Busca en el mundo lo que le ha fascinado siempre, y encuentra en sus vivencias y su infancia una fuente de inspiración infinita.
Su obra —fotografía, montajes y libros, muchos libros— mezcla lo científico, lo mágico, lo poético y lo político. En Oficios del libro hablamos con ella de arte y mucho más.
Entrevista a Rosell Meseguer
Creo que eres de las pocas personas que no sé si son de ciencias o de letras. ¿Se le queda corta esta clasificación a una artista como tú?
Siempre me ha interesado mucho la relación del arte con otras disciplinas a lo largo de la historia. Y cómo el arte posibilita que entendamos el mundo que nos rodea de otra manera. Para mí, la gran capacidad que tiene el arte es contar cosas que están en este mundo con su propio lenguaje. Y esto nos permite ver cómo podemos entender la minería, la geología, la ciencia, el universo por medio del arte. Creo que esto es muy único y muy especial. Creo que, cada vez más, gente del mundo de la ciencia, un geólogo o una física, es capaz de darse cuenta de que el arte puede ayudar a hacer más comprensibles disciplinas que, a veces, son muy complicadas para la población general, para los que no somos doctos en la materia.

¿Qué papel tuvieron los libros en tu camino hacia el arte?
Los libros han sido fundamentales. Durante muchos años, me ha fascinado hacer libros. Había un profesor en la carrera que se llamaba Domiciano Fernández, que nos pidió que hiciéramos un trabajo de fin de carrera que consistía en usar un solo libro, una sola idea, pero podíamos usar varias técnicas pictóricas. Es decir, la misma idea se ha desarrollado en diversas técnicas pictóricas. Para mí eso fue esencial porque me ayudó a completar mi metodología creativa, la misma idea, con diferentes medios. Siempre va a haber libros en el proceso: libros de artistas, libros que utilizo en el proceso de investigación y que forman después parte de un montaje. Por ejemplo, en trabajos como OVNI Archive, el archivo ovni, que es sobre la Guerra Fría. El primer montaje se hizo en Matadero y uno de los últimos se ha hecho para el museo Carrillo Gil en México, y lo que vamos a ver aparte de la obra final es instalaciones de todo el proceso creativo donde hay muchos libros.
Hace unos años me preguntaba: ¿Por qué este amor hacia los libros? Y haciendo memoria recordé que yo les hacía libros a mis muñecas. Era algo que yo había olvidado y hace unos años, recordé que me encantaba.
Eres autora de varios libros y has participado en la feria Mira Look Books. ¿Qué es un libro de artista?
Hace poco el Reina Sofía hizo un pequeño vídeo hablando de este tema. Es complicado. Creo que el libro de artista, por lo menos para mí, es cuando tú pones las ideas en un formato que es un libro y el libro acaba también convirtiéndose en una pieza de arte como tal. Muchas veces, en mi caso, al principio eran libros de bocetos o de ideas que terminaban convirtiéndose en sí en una pieza, en una obra de arte.
Luego, dentro de los libros de artista, hay muchos formatos. Normalmente tienen esa similitud con un libro, pero a veces vamos a encontrarnos casi objetos a los que llamamos libros de artista, pero que no tienen por qué tener estrictamente un formato puramente de libro. Sí que tienen esta parte artística, imaginativa, creativa. Es complicado, porque el libro de artista va más allá del elemento libro.
Tienes muchos libros editados de forma institucional, pero por otro lado los usas como soporte artístico. ¿Dónde está el límite entre la producción industrial y el libro de artista?
Volviendo también a la pregunta anterior, los libros de artista se dan cuando hay una pieza única o una pequeña serie. En cambio, un catálogo, por ejemplo, va a tener una serie mucho más larga, de doscientos cincuenta, quinientos, mil, cinco mil libros. A veces he tenido la suerte de que he tenido el apoyo de una institución detrás y otras veces, por el contrario, en vez de una institución, me he tenido que autoeditar yo. Tengo varios libros que están autoeditados o coeditados. Intento trabajar mucho la coedición.
Para mí los libros tienen dos líneas: el libro de artista que es ese libro de proceso creativo que termina siendo una obra de arte en sí. Y luego, el catálogo como tal que es un libro en el que lo que vas a hacer es un resumen, una selección del material de una exposición. También he escrito algunos libros sobre técnicas pictóricas y fotográficas. Son libros mucho más de texto, aunque haya imágenes también, pero tratan cuestiones más técnicas vinculadas más a mis investigaciones y sobre todo a mi tesis doctoral.

En Tierras Raras, usas libros y los mezclas con diversos minerales. ¿Son un soporte nada más? ¿Tienen otras capas de significado?
En el caso de Tierras Raras, hay un vademécum de todos los elementos de la tabla periódica utilizados, Quadra Minerale, pero además del vademécum, también hay obras finales. Hay un conjunto muy grande de casi 40 libros de contabilidad, algunos de marcas de los años 50, otros de la marca Miquel Rius. Muchos de estos libros ya se usaron, y tienen textos del dinero que entraba y salía de la empresa. Yo lo que he hecho es pintarlos hoja por hoja y esencialmente, lo que hago es una obra de arte donde la pintura está tapando esa información económica, pero también esa pintura que es de cobre, de oro o de una tierra rara, habla de esas capas sobre la economía, que muchas veces no es fácil de entender.
Tu obra nos parece muy comprometida. ¿Crees que el compromiso social y político es esencial en el arte actual?
Creo que sí. Muchas veces consideramos que el arte es político cuando es evidentemente político. Y mi arte lo considero político, pero no tan evidentemente. ¿Por qué? Porque yo planteo cuestiones sociopolíticas y geopolíticas, pero intento que sea el espectador, al revisar esas piezas, con su propio bagaje, su propio conocimiento, su crítica y su propia opinión quien se haga una composición de lugar. Nunca intento proyectar una ideología, aunque yo la tenga, por supuesto; más bien pretendo que contemplemos este problema: observémoslo y veamos cómo se puede solucionar o qué contradicciones hay. Y Tierras Raras es eso. La utilización de estos recursos a nivel político y social, histórico y la lucha por el control de las tierras —sobre todo entre EE UU y China, aunque haya otros países como India, Brasil, etc. Pero también habla de política, cómo se deciden o ejecutan ciertas cuestiones políticas por las tierras raras o los recursos estratégicos. El trabajo que hago es político, pero no como el de otros artistas a los que se les considera más políticos que a mí, que son más evidentes o más directos. Yo soy más de ‘pongamos el proyecto sobre la mesa, lo contemplamos’. Por ejemplo, hago un archivo sobre la Guerra Fría (cuando hago ese proyecto de OVNI Archive que se expuso en Matadero Madrid), vemos el archivo y la gente puede generar su propia opinión.

Estuve hace poco en la Tate Modern y vi mucha crítica y denuncia al colonialismo en obras muy distintas…
Es un tema contradictorio, no tiene sentido destrozar tu patrimonio, aunque simbolice algo que te puede gustar o no gustar, y por otro lado no respetar a los pueblos autóctonos. La abstracción es muy compleja. Creo que hay cierto grado de hipocresía y que hay que replantear algunas cuestiones. Pongamos España, por ejemplo. Haciendo autocrítica, creo que hay un problema de conocimiento, de educación y de lectura. En el fondo, hay que leer, hay que saber mucho más de historia. Me choca mucho por ejemplo que haya población española que no sepa que Ceuta y Melilla pertenecían a España antes de que Marruecos fuera Marruecos. Hay que saber más, hay que aprender, hay que saber más de historia y entender las situaciones. Por una parte, se cometieron muchas injusticias, pero también sucedieron cosas maravillosas. No creo que todo sea tan negro o tan blanco; es más gris.
Y todo esto te sirve de inspiración…
Sí. Me gusta mucho la historia e intento leer, ver diferentes puntos de vista y entender a las distintas partes. Mirar la colonización solo con odio o solo con amor… Pienso que hay que hacer una mezcla de ambas cosas. Creo que a veces lo vemos de una manera muy drástica y caemos en la hipocresía. A veces se hacen estos actos que son casi como de propaganda, pero en el trasfondo hay problemas mucho más graves que no se están resolviendo. No debería ser así.
¿Cómo eliges los temas que tratas en tus obras? Cuéntanos.
Yo crecí en Orihuela, y parte de mi familia es de la Vega Baja, de la zona de la Comunidad Valenciana, Alicante, pero una parte de mi familia paterna llega a Murcia. Mi padre es ingeniero naval. Vivíamos en Cartagena —yo nazco en Orihuela por cuestiones familiares y dos días después de mi nacimiento, mi padre se vuelve a Cartagena que es donde vivía. Casi todos mis proyectos tienen mucho que ver con el lugar donde yo me crie y viví hasta los doce años, que no es mucho tiempo, pero sí me marcó mucho. A los doce vine a Madrid, pero nunca perdí el vínculo con el Levante. El hecho de que mi padre fuera ingeniero naval que trabajaba en astilleros y estuvo vinculado a la construcción del submarino Peral, corbetas… Para mí era una cosa muy natural. También me marcó una experiencia maravillosa que me ocurre a los siete años, que es la bajada a una mina con el padre de una de mis amigas de allí, de Cartagena, que es geólogo. La excursión consistía en bajar por la jaula, la típica de los mineros, un cubo metálico con barras y cadenas para bajar a las galerías. Y todas esas experiencias de la infancia me marcaron profundamente y están en casi todos mis proyectos: el límite, el mar, la costa, la grandeza y el hundimiento. Lo que fue Cartagena y lo que llegó a ser, porque yo viví una Cartagena que estaba muy olvidada y que se ha recuperado como ciudad.
Y casi todas esas ideas las llevo a elementos mucho más universales, es decir, cómo eso que es muy local ocurre en muchos lugares del mundo. Y eso es lo que me gusta: cómo algo que a ti te lleva a algún sitio también lo experimentan otras personas. Eso es lo mágico del arte. Algo que puede parecer muy individual es totalmente extrapolable a una cosa mucho más universal.
Y luego, a lo mejor el espectador de la obra, lo vuelve a llevar a lo local desde lo universal.
Exacto. Sí. Para entenderlo, porque también es tu experiencia personal la que te guía. Y casi todos mis proyectos son sobre minería, sobre historia, sobre elementos militares. En parte, la zona donde crecí como niña y adolescente está marcada por la minería, la historia, los romanos, los cartagineses, los fenicios, la costa, el Mediterráneo. Hay muchas cosas sobre el Mediterráneo.

Háblanos de tu obra Lo Invisible.
En el proyecto que yo realicé llamado Lo Invisible, partía de un descubrimiento técnico y científico. En 2010 aparece un artículo en la revista Science. Un grupo de investigadores alemanes van a trabajar en cómo invisibilizar objetos tridimensionales por medio de la Física, del movimiento de los haces de luz. Entonces, decido llevar el concepto de lo invisible a muchos aspectos, a la Teoría de la Relatividad, a cómo se invisibilizaban los barcos pintados por pintores cubistas en la Primera y Segunda Guerra Mundial, al concepto de la fe (algo que no vemos y puedes o no creer en ello), a cómo vemos el micro y el macromundo.
Siempre me han gustado mucho las capas de información y la idea de que, si bien vemos algo, muchas veces queda información solapada, como decía antes sobre el cuaderno. Queda invisibilizada, tapada y no la podemos ver. En los textos, en la escritura… Toda persona que escribe sabe que detrás de sus palabras hay cosas evidentes y muy claras y otras mucho más complejas.
Tu exposición La disuasión. La marea y el límite toma como punto de partida un tema bastante ‘frío’ como son las edificaciones militares, pero buscando múltiples lecturas. ¿Qué importancia tiene para ti la metáfora, tan presente en tus obras?
La metáfora es un concepto muy vinculado a mi obra. Siempre me gusta trabajar con la idea de la metáfora, de cómo una idea o imagen te lleva a la otra. En el caso de Batería de cenizas: Metodología de la defensa, que es un poco el proyecto que después va a dar paso a La disuasión. La marea y el límite habla de la arquitectura militar, de los búnkeres, y de cómo esta se convierte en la metáfora del poder, en la metáfora del control, en la metáfora de cómo concebimos el espacio a lo largo de la historia y del poder que eso genera. Sí hay muchas cosas dentro de mis proyectos que tendrían que ver con la metáfora.
En tu obra, usas materiales y técnicas muy diversas. Es como si quisieras abarcarlo todo. Háblanos un poco de esto.
Es algo que me encanta. Soy muy fan de las técnicas. Me gusta mucho la cocina. Era de mis asignaturas favoritas en Bellas Artes, todo lo que eran técnicas pictóricas, procesos a nivel plástico. Disfrutaba mucho. Para mí es esencial en mis proyectos la relación entre idea y materialización. Por eso siempre busco que esa idea pueda llevarla a la fotografía, al fotograbado, al dibujo, a la instalación. Ese medio que voy a usar me va a ayudar a explicar bien la idea.
Cada soporte es el mejor para una idea…
Sí. Cómo la misma idea la puedo desarrollar en diferentes soportes y medios artísticos. Por ejemplo, cuando hago el proyecto Tamarugal, que es un proyecto sobre la minería entre el sur de Europa y el sur de América, en las zonas de Andalucía, Murcia y Bolivia, Perú, Chile, empiezo haciendo una visita a una mina en Chile. Me encuentro libros de cianotipias de minería. Ya había usado este proceso fotográfico, que es parte de mi tesis doctoral. Dije: ‘Ya lo tienes’. Hay una serie de libros que yo he realizado con cianotipias vinculados a este proyecto sobre minería. Hago, por ejemplo, un herbario de plantas industriales. Plantas que recolecto en zonas mineras para hacer cianotipias. Esto para mí es fundamental, que haya una buena comunión, que haya una buena relación entre lo que quieres contar y el medio que vas a usar, el soporte y el medio.
Recomiéndanos un museo/actividad para que los niños y los más jóvenes aprendan a apreciar el arte y a interesarse por él.
Una forma perfecta de iniciar a los más jóvenes en este mundo es el Museo Geominero, donde podrán ver de cerca huesos, minerales… También recomiendo visitar el Museo Sorolla y las salas de El Bosco del Prado, con sus mundos mágicos.
Recomienda un libro a nuestros jóvenes lectores.
Hay una serie de libros, Una universidad para los niños para leer en familia. Son preguntas que se hacen los niños y te da ideas de cómo podemos transmitirles respuestas, que son respuestas abiertas, por supuesto. También se pueden encontrar libros informativos muy interesantes para niños en las librerías de los museos, como el museo ARQVA, de Cartagena o el centro Botín de Santander. Son libros con ilustraciones maravillosas que suelen funcionar muy bien.
Rosell Meseguer. Nacida en 1976 en Orihuela (España), su relación con la costa y los límites del espacio, así como sus visitas siendo niña a los astilleros de Cartagena (España) y a las minas de La Unión, marcaron sus temáticas sobre historia, guerra, costa y minería y la relación de las mismas en el paisaje y los procesos de cambio sobre el mismo. Artista visual y doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 2005 viene desarrollando su actividad profesional entre Europa y América Latina a través de colaboraciones con instituciones museísticas, galerías de arte y workshops en diferentes universidades del continente americano. Vive en Madrid, España. Ha sido becada por la Academia de España en Roma, la Beca Botín o la Fundació Miró Mallorca. Ha sido invitada y ha recibido encargos por parte de instituciones como el Ministerio de Cultura y Deportes, España; AC/E, Acción Cultural España; Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID); Manifesta, International Foundation Manifesta (IFM), Holanda (2010-2011); Plat(t)Form, Winthertur, Zurich; Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Chile; o el ArtCenter/South Florida, Miami. Desarrolla su obra e investigaciones en distintos medios: archivo, fotografía, pintura, instalación, publicaciones, dibujo y vídeo. Analiza la relación entre ciencia, tecnología y arte, así como la creación de metodologías de documentación desarrolladas desde 2001 en el M.O.MA, Nueva York; Tate Britain, Londres o el Centro Georges Pompidou de Paris, entre otros. En los últimos años ha realizado proyectos en la Fundació Miró Mallorca, en el MAVI. Museo de Artes Visuales en Santiago, Chile o en el Museo Vostell Malpartida de Cáceres sobre arte y geología. Su obra está presente en colecciones como la del C.A.2M. Centro de Arte Dos de Mayo Madrid; Fundación BBVA; Fundación AENA; Real Academia de España en Roma; UNICAJA o el IVAM Valencia, así como en colecciones privadas en Estados Unidos (Whitney Museum’s Board Member, NY), Latinoamérica (MAC Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile) y España (Seguros DKV). La podéis encontrar en su web y en Instagram @rosellmeseguerstudio.
La imagen de Rosell Meseguer ha sido amablemente cedida por la artista.