Esta semana me gustaría compartir en el blog algunas notas sobre la lectura de La ola (Wave), de Suzy Lee y, por extensión, del álbum sin palabras.
Como sin duda muchos sabréis, La ola, de 2008, es uno de los primeros libros de Suzy Lee (el tercero, tras Alice in Wonderland (2002) y Espejo (Mirror) (2003). Junto con Espejo y Sombras (Shadow) (2010), La ola forma parte de la trilogía del límite. En esta trilogía, publicada en España por Barbara Fiore, Suzy Lee, premio Hans Christian Andersen 2022, explora las posibilidades físicas del libro para contar una historia.
De esas posibilidades, precisamente, es de las que os quiero hablar hoy. La ola es un álbum sin palabras que cuenta una historia mínima. Una niña va a la playa. Nada más. Dos colores, azul y negro, con el blanco como aliado. Una playa desierta, una bandada de gaviotas, una niña, su madre, una ola, el mar, y un tesoro.
Y un libro que aprovecha todos y cada uno de sus elementos para contar esta historia. Una historia que empezamos a leer por la cubierta, guarda y portada, y que no terminamos de leer hasta que no hemos pasado por la página de créditos, la contraguarda y la contracubierta. Solo fijándonos en estos elementos paratextuales nos encontramos ya con los puntos de vista de los distintos personajes.
Por ejemplo, en cubierta y contracubierta lo que ve la madre cuando llegan y cuando se van. O en las guardas un primerísimo plano de la arena al principio y al final de la historia.


En la portada lo que ve la ola al comienzo, y en la página de créditos lo que ve la niña al despedirse.


Fascinante, ¿verdad? Y todo esto sin haber ‘empezado a leer’.
Vayamos a ello, pues.
La doble página, playa a la izquierda y mar a la derecha. La playa, un espacio seguro. El mar, no estamos tan convencidos.


O sí.

Porque, en este libro, el pliegue central de la página es un límite. Un límite físico, no solo en el libro, sino en la historia. La ola respeta ese límite. La niña también hasta que decide cruzarlo, siendo consciente de que siempre podrá volver a la playa, a la página segura de la izquierda. Y de que la ola no sobrepasará ese límite.



¿O sí?

El azul de la ola invade la doble página. Sobrepasa el límite.
Y tiñe el cielo.

Y trae un tesoro.

Que le podemos enseñar a mamá, que ha estado ahí todo el tiempo.
Fin.

La parte más exigente del proceso creativo de los álbumes ilustrados sin palabras es la de guiar a los lectores y a la vez dejar abiertas todas las posibilidades para que puedan experimentar cosas diversas al leerlo.
Suzy Lee, en el blog de Barbara Fiore Editora
Espero que estos apuntes os puedan servir de inspiración para vuestras propias lecturas, y para poder dirigir la mirada a algunos elementos característicos de los álbumes sin palabras.
PS: Para los interesados en conocer más sobre el proceso de trabajo de Suzy Lee en los tres libros de la trilogía del límite, la autora publicó el libro La trilogía del límite (The border trilogy), en el que comparte detalles sobre la creación y la composición de Espejo, La ola y Sombras.